Don Duarte de Braganza, Jefe de la Casa Real de Portugal, asegura estar preparado para la misión que le pidan los portugueses, ya sea como Rey o para cualquier otra función.
«Viajo en turista y guardo los coches mucho tiempo… tengo uno de hace 15 años» Don Duarte de Braganza, Jefe de la Casa Real de Portugal, asegura estar preparado para la misión que le pidan los portugueses, ya sea como Rey o para cualquier otra función
Cercano, divertido, estilo clásico y cuidado bigote. Don Duarte de Braganza resulta una persona entrañable. El Jefe de la Casa Real portuguesa es consciente de la difícil situación que atraviesa su país.
—¿Se puede hablar de un renacer monárquico en Portugal?
—Según los sondeos, un 29 por cien de los portugueses cree que sería mejor tener un Rey que un presidente de la República. Existen cerca de diez mil monárquicos militantes.
—¿En Portugal les respetan?
—Sí, somos siempre muy bien recibidos. No es tanto una conciencia política sino histórica. Nuestra familia forma parte del patrimonio histórico portugués. Cuanto más se pone en duda la independencia del país por las cuestiones europeas y los problemas económicos, las personas tienen más necesidad de sentir raíces para que muestren que Portugal existe.
—¿La Casa Real portuguesa también está realizando recortes?
—Nosotros tuvimos siempre una posición muy austera. Aunque se tenga dinero no se debe usarlo mal, Dios nos da las riquezas para poder ser útiles. Gastamos lo necesario en lo que se refiere a la representación pero nunca desperdiciamos dinero. Viajamos en clase turista, guardo los coches mucho tiempo… tengo uno de hace 15 años.
—¿Qué mensaje quiere transmitir a los portugueses?
—La necesidad de cambiar de modelo de comportamiento, tanto a nivel individual como de Estado. Podemos vivir con menos y no necesariamente estar peor.
—¿Cómo es la vida del heredero al trono de Portugal?
—Primero tengo mis obligaciones como padre, que son las más importantes de todas. Llevar a mis hijos al colegio y acompañarlos en los estudios. Tengo el trabajo en la Fundación Don Manuel II y colaboro mucho con el crédito agrícola cooperativo. Donde siento una gran falta es en el trabajo de cooperación con España. Hay un gran desconocimiento recíproco. La visión de Portugal en España es superficial, de ideas ya hechas y poco realista.
—¿De qué vive la Familia Real?
—Tengo una propiedad familiar en Brasil y tengo unas casas en Lisboa, aunque la mayoría con rentas antiguas y con inquilinas de cien años que pagan 20 euros al mes. Mi mujer ha conseguido rentabilizar algunos edificios que se van quedando vacíos. Doy asesoría a empresas portuguesas para entrar en Oriente y el mundo árabe. Nunca me preocupé por el aspecto económico de mi vida y felizmente mi mujer, que es economista, administra mejor que yo nuestros bienes.
—¿Cómo es la relación con su primogénito?
—Es distinta a la que tengo con los otros por tratarse de personalidades diferentes pero con los tres es igual de próxima, nos llevamos muy bien. A veces me resulta más difícil la relación con mi hija María Francisca porque en ocasiones a las niñas les falta el espíritu lógico pero con mis hijos siempre discutí todo. —¿Entienden cuál es su papel?
—Alfonso se preocupa por saber si podrá desempeñar mi papel. Yo le digo que lo que necesita es una buena preparación espiritual, intelectual y salud para poder cumplir su misión. Al mismo tiempo deber ser feliz personal y profesionalmente. Le encanta la biología marítima y es el segundo año que está estudiando en Inglaterra.
—¿Hablan mucho de cómo será la sucesión?
—No, porque yo creo que da mala suerte.
—¿Mantiene la esperanza de un día ser Rey?
—Estoy a disposición de mi país; cuando los portugueses me llamen estaré listo para dar mi contribución ya sea como Rey o para otras funciones.
—Aprendió español leyendo el ABC.
—Sí, y me hacía mucha gracia que no tuviese fotografías, sino dibujos. —¿Y sus hijos?
—Es gracioso porque ellos hablan mejor el catalán. Pasan todos los años varios días esquiando en Andorra, donde tenemos muchos amigos.
—Su mujer, Isabel, ¿se ha adaptado bien a la vida de un heredero?
—Ella pasó su juventud en Brasil, lo que le ha dado una gran apertura de espíritu, alegría, y mucha flexibilidad en las relaciones humanas. Es mucho más simpática y calurosa que yo. Ella se preocupa mucho con todos.
—¿En España debería cambiar la ley de sucesión al trono como ha ocurrido en Inglaterra?
—Las Monarquías siempre fueron símbolos de su época. Actualmente, el papel de los Reyes es ser el árbitro del país y de las instituciones democráticas, además de ser un símbolo de Estado. El Príncipe Felipe ya está preparado y es el Heredero, no tiene sentido cambiar. Pero me parece muy bien que la Infanta Leonor venga a sucederle en un futuro, aunque tenga después un hermano.
—¿Cuál cree que es la imagen que se tiene en Europa de la Casa Real portuguesa?
—Depende de los países. En Europa, en general somos poco conocidos.
—¿Le tratan bien?
—Sin duda. Recuerdo una vez en España cuando cometí una infracción vial y la policía me mandó parar. Al darle mis papeles, me dijo: «El señor es primo de nuestro Rey, puede irse, aunque repita lo que ha hecho».
ABC.es, 04 de Dezembro de 2011
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