Aunque la noticia parece haber pasado por el momento inadvertida, ayer día 18 falleció en su residencia de Estoril, en Portugal, la Princesa Teresa de Orleáns-Braganza personaje singularísimo de la realeza europea y una de las últimas grandes damas de la vieja generación de princesas europeas. Su fallecimiento, a los 91 años, tuvo lugar en su propia casa de la rua D. Afonso Henriques, una hermosa villa casi colindante con la vecina “Villa Giralda” en la que los Condes de Barcelona, el Rey don Juan Carlos y sus hermanos pasaron sus años de exilio en Estoril Bisnieta de don Pedro II, el último emperador del Brasil, la Princesa Teresa era la decana tanto de la casa imperial del Brasil como de la casa real de Francia, y tía del Rey don Juan Carlos que siempre mostró un marcado afecto por ella a quien trató íntimamente durante aquellos largos años de exilio portugués.
Alta, extremadamente elegante, distinguida y singular, Teresa de Orleáns-Braganza era una princesa poco convencional con un notable temperamento y poseía un espíritu libre que siempre le permitió vivir de acuerdo a sus criterios personales, aunado a un excelente sentido del humor que sabía ganarse todos los afectos. Nacida en la villa de sus padres, los príncipes Pedro e Isabel de Orleans-Braganza, en la localidad francesa de Boulogne-Billancourt, su vida transcurrió principalmente entre Francia, el Brasil de sus antepasados y Portugal. Muchos fueron los proyectos matrimoniales de los que se habló para ella (al Archiduque Otto de Austria, el Príncipe Carlos de Bélgica, el Duque de Braganza, o el Príncipe Constantino de Baviera), pero el único que estuvo a punto de concluirse fue con su primo el príncipe español Carlos de Borbón y Orleáns, el hermano de la Condesa de Barcelona fallecido en acto de combate durante la guerra civil española.
Íntima de la familia real española
Establecida en Portugal a comienzos de los años 50 la Princesa Teresa fue, además de prima y concuñada, una de las más grandes amigas de la Condesa de Barcelona a quien dio apoyo en sus momentos más difíciles, y una de las personas más habituales de “Villa Giralda” en aquellos años en los que también se hacían presentes en Portugal sus hermanos la Duquesa de Braganza, la Condesa de París, y el Príncipe Pedro de Orleáns-Braganza, cuñado de los Condes de Barcelona.
En 1957 contrajo matrimonio en Sintra con Ernesto Martorell Calderó, un industrial de origen catalán establecido en Lisboa con quien fue madre de dos hijas: Elisabeth (ahijada del Rey don Juan Carlos) y Nuria. Viuda desde 1985 su figura continuó imprimiendo carácter en Estoril donde casi todos los veranos recibía la visita de la Infanta doña Margarita, y donde era fácil encontrarse con ella en distintos lugares siempre haciendo gala de su carácter jovial y socarrón y de su sentido del humor.
La vimos por última vez en un acto público en España asistiendo la boda del Príncipe de Asturias y es muy probable que el rey Don Juan Carlos y las Infantas Doña Pilar y Doña Margarita decidan viajar a Portugal para asistir a su sepelio. Última gran dama de los tiempos dorados del Estoril de los reyes y los príncipes, su muerte ha sido muy sentida por los miembros de las familias reales de España, Francia, Brasil y las Dos Sicilias que pierden con ella a una de las más singulares princesas de otro tiempo.
Ricardo Mateos
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