El duque de Braganza, en el Liceo de Barcelona. IC
Sin embargo, la
organización les tuvo que esperar durante más de 45 minutos ya que al
noble le habían perdido las maletas en el aeropuerto de El Prat,
donde llegó procedente de Lisboa, lo que ocasionó su retraso a tan distinguido
almuerzo.
A pesar de este
pequeño incidente, el duque de Braganza se mostró muy simpático, amable y
cercano. Tanto él como su esposa, Isabel Inês de Castro, son una de las parejas
más queridas del país. Son padres de tres hermosos niños, Alfonso, príncipe de
Beira y duque de Barcelos; María Francisca Isabel, infanta de Portugal y
Dionisio, infante de Portugal y duque de Porto.
Durante el almuerzo, don
Duarte confesó que sus hijos “están aprendiendo catalán y castellano porque
van a esquiar mucho a Andorra”. Él, por su parte, suele aprovechar esos días
para irse a África: “¿Por placer? ¿A cazar?”, le preguntaron en clara alusión a
la afición de don Juan Carlos. “No, no, voy por asuntos políticos y para
impartir conferencias”.
Además, el duque de
Braganza quiso mostrar a los presentes su recién otorgado pasaporte de Timor,
una de las islas del archipiélago malayo. “Indonesia invadió el país durante
casi 25 años y hace diez años consiguió su independencia. Viajo muchísimo
a la zona, me quieren, les doy a conocer mis costumbres, les ayudo en lo que
puedo y, en señal de agradecimiento, me han dado el pasaporte”, relató a los
presentes. También es íntimo amigo del rey de los zulúes.
Heredero al trono portugués
Oficiosamente, que no
oficialmente, el estado portugués le reconoce ciertos privilegios, por ser el
heredero al trono portugués. De ahí que haya asistido a las últimas cenas
oficiales durante la visita del príncipe de Gales y Camila o los Grandes Duques
de Luxemburgo.
Curiosamente, no se le vio
con los príncipes de Asturias en su última visita al país luso y eso que
mantiene una gran amistad con el rey Juan Carlos. De hecho, el primer acto de
adulto al que asistió –tenía 17 años- fue a la boda real de don Juan Carlos con
doña Sofía en Atenas: “Como no podía ir en representación de Portugal tuve
que ponerme el uniforme del colegio en el que estudiaba. Me sentí algo incómodo
porque todo el mundo iba muy puesto”, cuenta.
El duque de Braganza ha
heredado la gran religiosidad de sus padres, de ahí que en cuanto puede acude a
misa. Tras el almuerzo, y poco antes de asistir a una cena que realizó en su
honor la heredera de una antigua familia histórica catalana del interior de
Girona en su casa pairal catalana, asistió a una misa al Monasterio
Cisterciense de Santa maría de Solius (Girona). Su tía, la princesa Teresa de
Brasil solía decir que su hermana “tenía vocación de santa”.
Actualmente, don Duarte
está preparando un libro didáctico lleno de anécdotas y datos históricos para
dar a conocer su país al mundo, que verá la luz próximamente.
El duque de Braganza y Ricardo Mateos Sáinz de Medrano, autor del libro ‘Estoril, los años dorados'
El duque de Braganza y Ricardo Mateos Sáinz de Medrano, autor del libro ‘Estoril, los años dorados'
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